Gobernanza planetaria participativa EL4DEV

Capítulo 3 – Marruecos, puerta del cambio 

¿Y si Marruecos, cruce milenario entre África, Europa y el mundo árabe, decidiera abrazar plenamente el camino propuesto por Paul Elvere DELSART y su programa EL4DEV? En un mundo en búsqueda de sentido, el Reino jerifiano podría convertirse en el primer país en experimentar a gran escala este modelo utópico, sistémico y transformador. Una apuesta audaz, sin duda — pero cargada de potencialidades inéditas. ¿Qué significaría concretamente esta elección para Marruecos, en sus estructuras, sus territorios, su pueblo? La primera gran reforma afectaría al corazón mismo de la arquitectura del Estado: la gobernanza. El centralismo histórico, heredado tanto de tradiciones monárquicas como de lógicas coloniales, daría paso a una nueva dinámica participativa. Los pequeños municipios rurales, durante mucho tiempo olvidados o dependientes de Rabat, se convertirían en nodos de innovación territorial. Serían integrados en una Agrupación Nacional de Interés Económico y Social, un mecanismo híbrido de codesarrollo que asociaría a ciudadanos, cargos electos locales, empresarios e investigadores. El poder ya no descendería desde lo alto: circularía horizontalmente, en una lógica de inteligencia colectiva. Las asambleas ciudadanas, los laboratorios locales de ideas, las cooperativas intermunicipales conformarían el nuevo paisaje político. A través de este modelo, Marruecos podría convertirse en una referencia africana en gobernanza descentralizada, articulando tradición, participación y resiliencia. Pero un giro de tal magnitud inevitablemente chocaría con las estructuras establecidas. El Majzén, los ministerios, los cuerpos prefecturales — todos podrían percibir esta descentralización como una amenaza a su autoridad. Serían inevitables las tensiones. El éxito dependería de una mediación política hábil y de una voluntad clara desde la cúspide del Estado. Desde el Haouz hasta los confines saharianos, emergería otro Marruecos. Allí donde la desertificación amenaza, echarían raíces las Calderas Vegetales. Estos ecosistemas artificiales pero vivos, que combinan geoingeniería suave, agricultura regenerativa y arquitectura vegetal, reverdecerían las tierras áridas. La agricultura tradicional, a menudo sometida a las inclemencias del clima y a las presiones del mercado global, daría paso a una producción local, sostenible, nutritiva y autónoma. El Reino se convertiría en pionero continental de la regeneración ecológica, capaz de exportar su saber hacer en geoingeniería verde, al tiempo que desarrolla un agroturismo experimental basado en la belleza, la pedagogía y la espiritualidad. Pero este giro ecológico podría enfrentarse a la hostilidad de las grandes explotaciones agroindustriales, de las empresas ligadas a las importaciones alimentarias o de ciertos socios comerciales. El interés general tendría entonces que prevalecer sobre los intereses privados. En el centro de esta transformación, una palabra clave: transmisión. La educación sería repensada como palanca de transformación social. Las infraestructuras "LE PAPILLON SOURCE", a medio camino entre campus, oasis educativa y lugar de vida, acogerían a jóvenes rurales, investigadores, inventores, artistas — tanto marroquíes como internacionales. Allí se aprendería no a reproducir, sino a reinventar: ingeniería sistémica, ecospiritualidad, cooperación, lenguas antiguas y artes vernáculos. Nacería una nueva forma de soft power marroquí, basada en la sostenibilidad, la belleza y la interconexión humana. Los saberes ancestrales bereberes, árabes, andaluces, serían revisitados a la luz de los desafíos contemporáneos. El reto, sin embargo, sería colosal: reformar un sistema educativo a menudo rígido, jerarquizado, e inadaptado a las realidades rurales. Habría que formar docentes, reescribir los planes de estudio, cambiar incluso la finalidad de la escuela. En el plano económico, el giro sería igual de radical. El turismo de masas, concentrado en las ciudades imperiales y las costas, daría paso a un turismo educativo, científico, espiritual. Se vendría a Marruecos no para consumir, sino para aprender, meditar, crear. Los municipios rurales se volverían financieramente autónomos, generando sus propios recursos mediante la bioconstrucción, la permacultura y la artesanía tecnológica. Se crearían miles de empleos, pero dentro de un marco cooperativo, donde la riqueza se comparte. Los obstáculos, no obstante, serían considerables. Las inversiones iniciales para construir las infraestructuras, formar a las personas y asegurar la transición energética serían significativas. Y los financiadores internacionales tradicionales (Banco Mundial, FMI…) podrían mostrarse reticentes ante un modelo que no controlan. Finalmente, en el plano geopolítico, Marruecos podría encarnar un rol inédito: el de puente entre continentes, de líder moral dentro de una Unión Social Mediterránea. Con socios como Túnez, Portugal o el sur de España, sería el motor de un altermundialismo mediterráneo, basado en la paz, la cooperación cultural y la diplomacia ciudadana. Ya no se trataría de alinearse con bloques de poder, sino de crear una vía intermedia: ni neoliberal ni autoritaria, sino humanista, ecológica, enraizada y abierta. Este reposicionamiento, sin embargo, podría provocar resistencias. Al cuestionar ciertos acuerdos económicos clásicos o ciertas alianzas estratégicas, el país se expondría a presiones diplomáticas y económicas. Si Marruecos abrazara la visión de Paul Elvere DELSART, no sería solamente un país en transición. Se convertiría en un prototipo civilizacional, en una cabeza de puente hacia un nuevo mundo. Pero este cambio requeriría tres cosas: 

  1. Una voluntad política fuerte y valiente.
  2. Una movilización de las fuerzas locales: jóvenes, municipios, investigadores, emprendedores sociales.
  3. Un cambio de mirada entre las élites, que deben pasar del control a la facilitación, de la dominación a la cooperación.

 El camino estaría lleno de obstáculos, pero rebosante de esperanza. Porque quien se atreve a reinventar la sociedad no solo abre un camino: inaugura una era. 

Capítulo 4 – Camerún en la encrucijada del mundo 

Camerún, país de mil rostros, mosaico étnico y geográfico en el corazón de África Central, podría convertirse en la matriz de una revolución suave. ¿Y si, mediante un giro político inesperado, este país decidiera seguir el camino propuesto por Paul Elvere DELSART, su hijo espiritual, adoptando plenamente los principios del programa EL4DEV? El resultado sería una refundación civilizacional profunda, impulsada por los municipios, la juventud y la propia tierra. Esta simulación, lejos de ser un mero ejercicio intelectual, traza los contornos de una transformación sistémica y un renacimiento identitario de gran envergadura. El Camerún actual se caracteriza por una gobernanza vertical, centralizada en torno a Yaundé. La administración, los recursos y las decisiones están concentrados, dejando poca autonomía a las colectividades locales. En un Camerún del programa EL4DEV, este modelo se invertiría. Los municipios rurales, especialmente los del Centro, el Este y el Gran Norte, se convertirían en los nodos de una gobernanza participativa. Gracias a la creación de una Agrupación Nacional de Interés Económico y Social, podrían mutualizar sus recursos, cogestionar proyectos públicos y tomar en sus manos su propio destino económico. Este modelo transformaría al municipio de una entidad dependiente a un actor estratégico. El poder volvería a circular por los territorios, liberando la inteligencia local, las dinámicas endógenas y las solidaridades ancestrales. Pero esta reforma enfrentaría inevitablemente resistencias: las de la administración central, los gobernadores regionales e incluso el poder presidencial, poco dispuesto a ceder control. En las regiones áridas del Extremo Norte y el Adamaoua, o en los bosques sobreexplotados del Sureste, se implantarían Calderas Vegetales como islotes de ecosistemas regenerativos. Estas instalaciones, que combinan naturaleza y tecnología suave, se convertirían en símbolos de una nueva relación con la tierra. La monocultura, los insumos químicos, la dependencia de la agroindustria importada serían reemplazados por una policultura resiliente, biológica, nutrida de saberes agrícolas ancestrales. Las infraestructuras “LE PAPILLON SOURCE” servirían a la vez como granjas, centros educativos y polos turísticos. Producirían un excedente alimentario redistribuido gratuitamente, al tiempo que atraerían a visitantes interesados en estudiar y experimentar este nuevo modelo de vida. Este giro ecológico permitiría a Camerún conquistar su autonomía alimentaria, detener el éxodo rural y devolver dignidad viva a las zonas rurales. Pero aquí también surgirían conflictos: acceso a tierras, oposición de grandes explotadores e incluso perturbaciones en las redes de importación y ayuda alimentaria. El programa EL4DEV para Camerún no se limitaría a reformar la economía o la ecología: reinventaría la forma de aprender y transmitir. Nuevas ciudades educativas rurales acogerían a jóvenes líderes, inventores de la diáspora, investigadores africanos, en torno a valores de cooperación, espiritualidad e innovación local. Allí se estudiarían las lenguas camerunesas, los mitos fundacionales, las tecnologías naturales y las artes vernáculas. Una renacimiento cultural panafricano emergería del territorio, impulsado por la riqueza plural del país: Fang, Bamiléké, Peul, Ewondo, Bassa... Cada una de estas culturas no sería folclorizada, sino erigida como fundamento de una unidad viva y dinámica. Pero este sueño no se realizaría sin enfrentar los corsés del sistema educativo actual, a menudo heredado de Francia, rígido, centralizado y poco adaptado a las realidades rurales o a las aspiraciones modernas. Los municipios, convertidos en potencias económicas locales, invertirían en proyectos estructurales: agricultura sostenible, ecoturismo, educación alternativa, construcción ecológica. Serían copropietarios de las infraestructuras, partes activas en los beneficios económicos, y ya no simples receptores de fondos condicionados. El sur forestal, los volcanes del oeste y las sabanas del norte se convertirían en destinos de turismo científico, educativo y espiritual. Visitantes de todo el mundo vendrían a vivir una experiencia inmersiva en un Camerún reinventado. Este sistema estimularía la economía informal organizándola en torno a mecanismos de redistribución equitativa. Microemprendedores rurales, mujeres y jóvenes encontrarían allí un marco seguro para emprender y crear. Sin embargo, los primeros fondos serían difíciles de movilizar. Las redes de corrupción, la inestabilidad administrativa y la lentitud burocrática podrían obstaculizar la implementación. Como tierra natal de Paul Elvere DELSART, Camerún tendría una legitimidad única para convertirse en la cuna de una nueva visión panafricana. El país podría encarnar, a través del programa EL4DEV, una filosofía política posoccidental, centrada en la ecología, el intelecto y la cooperación cultural. Jugaría un papel central en la fundación de una Unión Social Africana, junto a países líderes como Etiopía, Marruecos, Senegal o Ghana. Esta diplomacia no alineada, pero ambiciosa, permitiría a Camerún romper con los modelos extractivistas o militarizados impuestos por ciertas potencias extranjeras (Francia, China, Rusia…). Sentaría las bases de un nuevo humanismo africano. Pero una postura así podría provocar fricciones geopolíticas. Los antiguos socios económicos, poco dispuestos a perder sus privilegios, podrían ejercer presiones políticas, financieras o incluso mediáticas. Si Camerún se atreviera con esta transformación — si adoptara realmente el programa EL4DEV como matriz nacional — podría: Romper con un modelo heredado de la colonización, basado en la asistencia y la dependencia. Revitalizar sus zonas rurales, reducir la pobreza y el éxodo rural. Brillar como faro de un panafricanismo cooperativo, ecologista, espiritual y creativo. Pero esta mutación no vendría desde arriba. Requeriría: Un compromiso sincero de las élites políticas, aceptando compartir el poder con los territorios. Una movilización de las nuevas generaciones, dispuestas a regresar, crear y soñar aquí en lugar de allá. Y sobre todo, una resiliencia colectiva, capaz de superar bloqueos estructurales, inercias mentales y amenazas externas. Porque todo país que elige inventar una nueva civilización debe, ante todo, atreverse a creer en sí mismo. 

Capítulo 5 – España: La vanguardia de un Renacimiento Euro-Mediterráneo 

Entre los numerosos territorios mencionados en el programa EL4DEV, España ocupa un lugar singular. No solo como una posible candidata, sino como tierra piloto, punto de anclaje inicial de una inédita experimentación civilizatoria. Es en el municipio de Torreblanca, situado en la provincia de Castellón, donde se imaginaron los primeros pilares de esta visión. ¿Y si España decidiera convertir esta iniciativa local en un proyecto nacional? ¿Si abrazara plenamente el camino político, ético y ecológico propuesto por Paul Elvere DELSART? Una decisión así redefiniría no solo su propio futuro, sino quizás el de toda la región euro-mediterránea. España inició desde hace tiempo un proceso de descentralización a través de sus Comunidades Autónomas, cada una dotada de amplias competencias. Pero en el modelo EL4DEV, este proceso se profundizaría y reorientaría: el municipio local —en especial los pequeños municipios rurales de menos de 5.000 habitantes— se convertiría en el corazón palpitante de la gobernanza participativa. Regiones como Castilla-La Mancha, Aragón, Galicia o Extremadura, marcadas por la despoblación y el abandono rural, verían renacer su papel estratégico. Gracias a la constitución de una Agrupación Nacional de Interés Económico Social, los municipios cooperarían en proyectos agrícolas, educativos, turísticos y sociales. Esta organización descentralizada permitiría reconstruir la cohesión territorial, reequilibrar la relación ciudad-campo y volver a colocar al ser humano en el centro de la decisión política. Pero esta reinvención no estaría exenta de tensiones: conflictos de competencias con las Comunidades Autónomas, resistencia del Estado central e inercias burocráticas podrían ralentizar esta transformación. En las tierras secas de Murcia, en las zonas vulnerables del sur de Aragón o en los valles áridos de Extremadura, se implantarían las Calderas Vegetales. Estos oasis artificiales, verdaderos microclimas circulares, reintroducirían la biodiversidad, la frescura y la fertilidad. En estas zonas anteriormente olvidadas, la agricultura tomaría un rumbo decididamente ecológico, con bajo consumo de agua y respeto por los suelos. España, amenazada por el estrés hídrico y la agricultura intensiva, tendría aquí los medios para alcanzar una soberanía alimentaria sostenible. Alrededor de las Calderas se alzarían las infraestructuras “LE PAPILLON SOURCE”, combinando educación, espiritualidad, turismo científico y autonomía local. Estos espacios híbridos atraerían investigadores, agricultores innovadores, curiosos y voluntarios de todo el mundo. Esta reconquista territorial reforzaría la autosuficiencia, el empleo rural y la gestión responsable de los recursos naturales. Sin embargo, la dependencia actual de la Política Agrícola Común (PAC), así como los intereses poderosos de las cooperativas agrícolas industriales, podrían obstaculizar esta transición. El programa EL4DEV convierte a España en el terreno europeo de un Segundo Movimiento de Renacimiento, tanto intelectual como ético y espiritual. Allí donde España brilló en el pasado con sus universidades medievales, sus pensadores y sus intercambios intercontinentales, podría volver a convertirse en un cruce de caminos de ideas y significado. Nacerían ciudades educativas rurales, acogiendo investigadores, pedagogos, artistas y pensadores de todos los orígenes. Estos espacios, conectados con África, América Latina y también con Asia, permitirían experimentar nuevas formas de transmisión, de ética aplicada y de ciudadanía consciente. Lejos de un retorno al pasado, este renacimiento sería laico y humanista, pero enraizado en las culturas mediterráneas, los saberes populares y las espiritualidades vivas. España, antaño imperio, se convertiría en refugio y trampolín hacia un futuro posnacional, anclado en la diversidad. El corazón económico del programa EL4DEV en España se sitúa en la cooperación territorial y la solidaridad de proximidad. Los municipios rurales, juntos, invertirían en infraestructuras rentables y sostenibles: alojamientos ecológicos, restaurantes participativos, escuelas alternativas, centros de formación transdisciplinarios. Esta economía se basaría en: El ecoturismo inteligente, La innovación social local, Los circuitos cortos agrícolas, Y una diplomacia cultural activa. La riqueza producida se redistribuiría de forma equitativa, reinvirtiéndose en el tejido local, estimulando el empleo, el emprendimiento rural y el orgullo comunitario. Pero varios desafíos amenazan este modelo: la especulación inmobiliaria en zonas rurales, la desconexión de las nuevas generaciones, y la dificultad para iniciar los primeros ciclos de inversión. A nivel internacional, España adoptaría una posición geopolítica inédita, basada en la cooperación civilizatoria y la diplomacia social. Se convertiría en uno de los motores de la Unión Social Mediterránea, un espacio transfronterizo de diálogo cultural, ecológico e intelectual. Al aliarse con países como Marruecos, Túnez, Francia, Portugal o Italia, contribuiría a construir un eje sur ético, menos dominado por las lógicas tecnocráticas de Bruselas. Esta diplomacia ofrecería una alternativa a los conflictos geoeconómicos clásicos, apostando por la cultura, la educación y el medio ambiente como palancas de paz. Pero una orientación así podría generar fricciones con las instituciones europeas, sobre todo si cuestiona los marcos neoliberales, la centralización tecnocrática o las normas impuestas por el mercado único. Si España abrazara plenamente el programa EL4DEV, no se convertiría simplemente en un “caso aparte”. Sería la primera nación de Europa occidental en comprometerse con el camino de una renovación civilizatoria, mezclando: Ruralidad reencantada, Ecología pragmática y poética, Espiritualidad laica y ciencia social, Y cooperación internacional a través del ser humano y la tierra. Propondría un modelo inspirador para el Sur global, en particular para el norte de África y América Latina, con quienes comparte una historia compleja, pero también un imaginario profundo. Pero esta ambición exige: Una nueva alianza entre los municipios rurales, la juventud y los innovadores libres, Una ruptura asumida con las lógicas de rentabilidad rápida, de explotación territorial y de alienación cultural. Entonces, España podría volver a ser, no un imperio, sino una luz suave en los caminos mediterráneos del futuro. 

Capítulo 6 – Portugal: El despertar discreto de un faro civilizacional atlántico 

En el concierto de las naciones mediterráneas, Portugal se distingue por su escala humana, su rico legado cultural, sus territorios rurales olvidados y su apertura natural hacia los mundos atlánticos. Este país, durante mucho tiempo orientado hacia el mar, se encuentra hoy en una encrucijada. ¿Y si, en lugar de fundirse en los modelos dominantes, decidiera trazar otro camino — más ético, más poético, más resiliente? El programa EL4DEV, impulsado por Paul Elvere DELSART, podría encontrar en Portugal un terreno fértil para hacer germinar una transición política, económica, ecológica y civilizacional. Un laboratorio al aire libre para el sur de Europa, conectado con África lusófona y América Latina. Portugal es un país de aldeas. Cientos de pequeñas municipalidades salpican el norte montañoso, las mesetas del centro y las llanuras del Alentejo. Muchas están marcadas por la pobreza, el aislamiento, el envejecimiento demográfico y, a veces, por cierto olvido administrativo. El programa EL4DEV propondría un nuevo contrato social rural: las municipalidades se agruparían dentro de una Agrupación Nacional de Interés Económico Social. Juntas, se convertirían en co-iniciadoras y copropietarias de proyectos estructurantes en los ámbitos del turismo educativo, la agroecología, la vivienda ética y la cultura. Esta mutualización de esfuerzos y recursos devolvería una voz política fuerte al campo, atraería a familias, jóvenes emprendedores y promotores de proyectos, y favorecería un renacimiento progresivo del territorio. Sin embargo, la iniciativa se enfrentaría a las resistencias naturales de la administración portuguesa, conocida por su pesadez, y al escepticismo de los cargos locales poco acostumbrados a enfoques transversales o percibidos como “utópicos”. En las regiones secas del Alentejo, donde el monocultivo intensivo ha empobrecido los suelos, o en los valles húmedos del norte interior, las Calderas Vegetales del programa EL4DEV ofrecerían una respuesta concreta a la crisis climática y a la erosión ambiental. Estas infraestructuras híbridas — a la vez ecosistemas restauradores, centros pedagógicos y polos turísticos innovadores — permitirían: 

  • Regenerar los suelos y los acuíferos,
  • Frenar la desertificación rampante,
  • Fomentar una agricultura resiliente, sobria y arraigada en los saberes campesinos.

 Portugal, a menudo visto como periférico en Europa, podría convertirse en un líder discreto pero influyente de la transición agroecológica del sur europeo. No obstante, esta dinámica podría encontrar la oposición de los intereses agrícolas industriales, aún poderosos, y sufriría un retorno de inversión lento — poco compatible con las lógicas actuales de subvenciones. Portugal porta un alma antigua. En sus azulejos, su fado, sus relatos marítimos y sus poesías místicas, se esconde una cosmología popular y metafísica que solo espera florecer de nuevo. Los centros LE PAPILLON SOURCE, imaginados por el programa EL4DEV, ofrecerían un escenario para este resurgimiento. Allí se desarrollaría una educación alternativa, interdisciplinaria y cooperativa, inspirada tanto en las tradiciones locales como en las pedagogías innovadoras. Lejos de los currículos rígidos, estos lugares valorarían: 

  • El aprendizaje por la experiencia,
  • La transmisión intergeneracional,
  • Y una espiritualidad laica, arraigada en la naturaleza y la historia.

 El patrimonio cultural portugués sería colocado en el centro, no como objeto de museo, sino como vector vivo de diplomacia cultural, creación contemporánea y diálogo intercivilizacional. Así se dibujaría un Portugal reconciliado consigo mismo, apaciguado y audaz. El modelo económico propuesto por el programa EL4DEV no apuesta por el crecimiento cuantitativo, sino por la riqueza de los vínculos, los saberes y la cooperación local. En esta visión, las municipalidades rurales portuguesas se convertirían en las protagonistas de un turismo con sentido, basado en: 

  • La ecología experiencial,
  • El bienestar colectivo,
  • Y la artesanía comunitaria y artística.

 Gracias a un modelo de propiedad compartida, los ingresos derivados de estas actividades serían redistribuidos equitativamente, reforzando la independencia económica local. Portugal podría así convertirse en un destino privilegiado para los nómadas éticos, los artistas en residencia, los investigadores independientes y los cooperadores europeos. Pero persisten obstáculos: la dependencia histórica de los fondos europeos, la invasión de capitales extranjeros en el sector inmobiliario y la ausencia de una visión económica a largo plazo a nivel nacional. En la arquitectura geopolítica del programa EL4DEV, Portugal no es ni periférico ni menor. Por el contrario, se convertiría en un nodo de mediación y proyección. Como puente natural entre Europa, África lusófona (Angola, Mozambique, Cabo Verde) y América del Sur (notablemente Brasil), llevaría una diplomacia social centrada en: 

  • La cooperación cultural,
  • La ecología regenerativa,
  • Y el diálogo espiritual poscolonial.

 Integrado en la futura Unión Social Mediterránea, Portugal podría hacer oír una voz humanista, construida sobre la confianza, la reciprocidad y la sobriedad. Sería una forma de soft power nuevo, fundado no en la influencia económica o militar, sino en la ética, la belleza y la sabiduría colectiva. Si Portugal abrazara el camino propuesto por el programa EL4DEV, no se convertiría en una excepción aislada, sino en un precedente inspirador. Reactivaría sus territorios, redefiniría su identidad y construiría un futuro inclusivo, sobrio, arraigado y universalmente compartible. Este proyecto civilizacional ofrecería al país: 

  • Un renacimiento rural basado en la cooperación,
  • Una visibilidad internacional fundada en la ecología y la cultura,
  • Y una nueva narrativa nacional, armonizando tradición e innovación.

 Pero esta transformación exigiría: 

  • Una movilización sincera de los cargos locales y de las jóvenes generaciones rurales,
  • Un reequilibrio de las prioridades económicas nacionales,
  • Y una ruptura valiente con el modelo turístico extractivo y el liberalismo pasivo de la Unión Europea.

 Solo entonces, Portugal podría convertirse en lo que siempre ha presentido: un pequeño país con un gran alma, guía discreto de un mundo en reinvención. 

Capítulo 7 – Italia: La cuna de un nuevo renacimiento social

 En el corazón del Mediterráneo, entre montañas, volcanes y mares, Italia despliega un paisaje humano y natural de una riqueza inigualable. Su entramado de pequeñas municipalidades, su legado artístico y filosófico, su diversidad geográfica y su historia de fragmentación política la convierten en una candidata paradójica pero poderosa para experimentar un cambio de rumbo civilizacional. Si Italia adoptara el camino propuesto por Paul Elvere DELSART a través del programa EL4DEV, no solo podría transformar su propia estructura interna, sino también reposicionar su papel en el mundo, asumiendo un liderazgo moral y cultural arraigado en su pasado y proyectado hacia el futuro. La primera transformación, profundamente política, afectaría la estructura comunal del país. Italia cuenta con más de 7.900 municipalidades, de las cuales una gran mayoría tiene menos de 5.000 habitantes. Estas pequeñas comunas, a menudo situadas en los Apeninos, el sur peninsular o insular —en Calabria, Basilicata, Cerdeña o Sicilia— viven hoy a la sombra de un progresivo declive demográfico. Con el programa EL4DEV, se convertirían en los ejes de una Agrupación Nacional de Interés Económico Social, capaz de concebir y gestionar proyectos colectivos, cooperativos y éticos. Tal arquitectura permitiría combatir eficazmente el éxodo rural, el desempleo juvenil crónico y la hipercentralización urbana. Sin embargo, una transformación de este tipo inevitablemente se enfrentaría al enredo institucional del país, a una burocracia conocida por su lentitud, y a una desconfianza histórica entre los territorios del norte y del sur. El segundo eje de transformación se referiría a la ecología territorial y la revitalización rural. Las Calderas Vegetales, esos sistemas híbridos de regeneración de ecosistemas y reactivación socioeconómica, encontrarían en Italia un terreno de experimentación ideal. En zonas áridas o marginadas, como ciertas partes de Sicilia, Apulia o Cerdeña, actuarían como barreras frente a la desertificación, la pérdida de biodiversidad y la creciente sequía. Paralelamente, el programa fomentaría una transición suave pero firme hacia una agroecología inteligente, anclada en las tradiciones agrícolas locales y valorando las producciones de nicho. El Mezzogiorno, largo tiempo percibido como un problema geográfico y económico, podría convertirse en un modelo mediterráneo de resiliencia climática. No obstante, la resistencia de los intereses agroindustriales, a veces vinculados a redes mafiosas, representaría un desafío considerable en ciertas regiones. Italia no solo se transformaría en sus estructuras o sus campos, sino también en su manera de pensar, enseñar y transmitir. Heredera directa del Renacimiento, cuna del humanismo europeo, podría, bajo el impulso del programa EL4DEV, volver a ser un centro intelectual de primer nivel. Paul Elvere DELSART habla de un “Segundo Movimiento de Renacimiento”, y es en Italia, tierra de los Médici y de Leonardo da Vinci, donde este movimiento podría tomar forma con mayor fuerza simbólica. En los pueblos históricos en declive, se crearían ciudades educativas rurales que integrarían arte, filosofía, ecología y prácticas cooperativas. Estos lugares de emulación intergeneracional reactivarían los centros medievales y barrocos como espacios vivos de saber, creación y contemplación. El genio italiano, largo tiempo reprimido por la uniformización económica y turística, podría desplegarse allí de una forma renovada. La transformación económica, por su parte, seguiría un camino original. En lugar de apostar por la industrialización o el turismo de masas, el modelo propondría un desarrollo basado en la economía circular, los saberes artesanales y servicios educativos orientados a la cooperación y la búsqueda de sentido. Parques temáticos educativos o centros de turismo científico y espiritual podrían surgir en regiones poco frecuentadas, lejos de los circuitos turísticos saturados. Este movimiento generaría empleos sostenibles, a menudo no deslocalizables, y ofrecería a las pequeñas comunas nuevas fuentes de ingresos sin comprometer su integridad cultural. Sin embargo, la inercia del modelo económico dominante, la persistente dependencia de las subvenciones europeas y el poder de atracción del turismo clásico podrían frenar esta mutación. Finalmente, en el plano geopolítico, Italia podría recuperar un papel central dentro del espacio mediterráneo. Como miembro fundador de la futura Unión Social Mediterránea junto a Portugal, España, Marruecos y Grecia, tendría la oportunidad de asumir un liderazgo inédito: el de la diplomacia social. Movilizando su capital cultural, intelectual y espiritual, reforzaría su soft power y restauraría una influencia internacional que parece haber perdido desde hace varias décadas. Esta postura de mediación, basada en la escucha, la cooperación y la belleza del diálogo, colocaría a Italia en el centro de un nuevo equilibrio mediterráneo, entre Europa, el norte de África y el Levante. No obstante, este rol podría provocar tensiones con ciertas instituciones europeas, especialmente si el modelo EL4DEV llegara a contradecir de forma directa los fundamentos económicos y políticos de la Unión. En conclusión, Italia posee todos los atributos para convertirse en un laboratorio viviente del programa EL4DEV. Su patrimonio multisecular, sus territorios en crisis, sus talentos dispersos, su riqueza humana aún vibrante, la convierten en un espacio potencial de renacimiento integral. Al asumir tal transición, podría revitalizar sus pueblos olvidados, devolver un profundo sentido a su arte de vivir, y volver a ser un faro cultural en el espacio euro-mediterráneo. Pero este éxito requeriría una voluntad política audaz, arraigada en las realidades locales. Exigiría una movilización ciudadana transversal, capaz de unir a jóvenes, investigadores, agricultores, artesanos y artistas en torno a una visión común. Y sobre todo, implicaría un acto de fe colectivo: la decisión de salir del paradigma productivista, para abrazar una concepción holística del progreso, donde la economía esté al servicio de la vida, y no al revés. 

Capítulo 8 – Grecia: El regreso al aliento de los orígenes

 Frente al mar Egeo, en el corazón de un mundo en transformación, Grecia se mantiene como una memoria viva. Alberga en sí las raíces de un pensamiento universal, de un arte de vivir orientado hacia el equilibrio, la belleza y la medida. Sin embargo, este país, antaño cuna de ciudades filósofas, ha sido duramente golpeado por las crisis económicas, la desertificación de sus campos y el despoblamiento de sus islas. Hoy, quizá sea precisamente por esta fragilidad que Grecia aparece como un terreno fértil para una refundación sistémica a través del programa EL4DEV, impulsado por Paul Elvere DELSART. Adoptar este camino significaría para ella reconectar con sus fuentes más profundas y, al mismo tiempo, trazar una senda radicalmente nueva. Uno de los pilares de esta transformación sería la reorganización del territorio mediante una gobernanza participativa insular. Las Cícladas, el Dodecaneso, las islas del Egeo Norte albergan un mosaico de pequeñas municipalidades aisladas, a menudo en declive demográfico y económico. Gracias al modelo EL4DEV, estas comunidades podrían agruparse en una Agrupación Nacional de Interés Económico Social, mutualizando sus recursos y visiones para iniciar proyectos comunes. Infraestructuras de ecoturismo, iniciativas agrícolas innovadoras, centros educativos colaborativos: las islas se reinventarían en una lógica de cooperación interinsular. La autonomía financiera, la revitalización territorial y la cohesión social se verían así reforzadas. No obstante, la persistente centralización de la administración griega y la falta de experiencia en gobernanza colaborativa serían obstáculos a superar. Más allá de la dimensión organizativa, Grecia podría convertirse en un terreno pionero de regeneración ambiental y agroclimática. Las cicatrices dejadas por los incendios en el Peloponeso o en Eubea, así como la creciente sequía en Creta, muestran la urgencia de una respuesta ecológica a la altura de los desafíos. La instalación de Calderas Vegetales en estas regiones permitiría restaurar los ecosistemas, enriquecer los suelos, favorecer la humedad y la biodiversidad. La transición hacia una agricultura diversificada, local, autosuficiente y descarbonizada adquiriría aquí un sentido vital. Al convertirse en un verdadero laboratorio mediterráneo de resiliencia ecológica, Grecia no solo enfrentaría sus propias fragilidades: propondría al mundo un modelo. Sin embargo, los intereses agroindustriales y los promotores del turismo tradicional podrían frenar esta transformación, especialmente debido a la falta de financiación y las resistencias culturales. Pero tal vez sea en el plano cultural y filosófico donde el impacto del programa EL4DEV encontraría en Grecia su expresión más vibrante. Tierra de Platón y Epicuro, de Heráclito y Aristóteles, Grecia podría acoger los primeros “mandamientos filosóficos” del Imperio Verde de Oriente y de Occidente. Se fundarían círculos de sabios, se formarían reyes-filósofos y nacerían lugares de aprendizaje ético y espiritual. En las infraestructuras de LE PAPILLON SOURCE, los ideales platónicos serían actualizados en un marco moderno, inclusivo y profundamente participativo. Grecia se convertiría no solo en un espacio de experimentación, sino en un símbolo: el lugar de un retorno a la armonía entre naturaleza, espíritu y comunidad. Sería un regreso a la fuente, pero por una vía nueva, abierta y visionaria. En los territorios rurales o en las islas poco frecuentadas, podría emerger una redinamización económica. Parques temáticos educativos altermundialistas, anclados en la cultura local y en los grandes relatos de la humanidad, ofrecerían experiencias inéditas, muy alejadas del turismo de masas. Nacería una nueva economía del turismo intelectual, ecológico e iniciático, portadora de sentido y de empleos duraderos. Los jóvenes, a menudo condenados al exilio o al desempleo estacional, podrían encontrar en esta economía de la transición un lugar creativo, con futuro: bioconstrucción, animación cultural, enseñanza participativa, permacultura, artesanía. Para ello, sería necesario salir de la lógica de una economía extractiva y estacional que empobrece los territorios mientras los agota humanamente. Finalmente, en el plano geopolítico, Grecia podría volver a ser un faro. Como miembro fundador de la Unión Social Mediterránea, junto a Italia, Portugal, España y Marruecos, propondría una diplomacia nueva, basada en la sabiduría, la cooperación descentralizada, el respeto a los pueblos y a la naturaleza. Este soft power fundado en el intelecto y la paz sería una respuesta a los callejones sin salida de las alianzas rígidas y de los modelos económicos dominantes. Sin embargo, la historia reciente ha dejado huellas. La desconfianza hacia los proyectos transnacionales sigue siendo fuerte desde la crisis de la deuda y la tutela impuesta por las instituciones europeas. Repensar la cooperación a través de un proyecto como EL4DEV implicaría un acto de fe política y un cambio profundo de relato. Si Grecia se comprometiera en este camino, podría reactivar su identidad civilizacional, la de un pueblo forjado por el mar, el pensamiento, la solidaridad y la belleza. Daría nueva vida a sus municipalidades rurales, a sus islas olvidadas, ofreciéndoles no solo medios, sino un propósito. Se convertiría entonces en un símbolo poderoso de un renacimiento mediterráneo, a contracorriente de la globalización financiera. Pero esta metamorfosis no podría realizarse sin condiciones. Requeriría una ruptura narrativa decisiva con la resignación poscrisis, el despertar de una juventud iluminada, el compromiso de los intelectuales, de los isleños, de los agricultores, de todos aquellos que se niegan a ver su país reducido a una postal o a un campo de experimentación neoliberal. Exigiría, finalmente, una colaboración audaz entre el Estado y los territorios, liberada de lógicas clientelistas, capaz de llevar adelante un proyecto que combine grandeza moral y transformación concreta. 

Capítulo 9 – Francia: El regreso a las fuentes de una nación en transformación

En el concierto de las naciones europeas, Francia ocupa una posición singular. Heredera de la Ilustración, marcada por una fuerte tradición republicana, encarna tanto el espíritu crítico como la ingeniería social. Sin embargo, detrás de esta imagen de país centralizador e ilustrado, se esconde una complejidad institucional pesada, un tejido rural en declive y una centralización administrativa que frena cualquier intento de experimentación a gran escala. Y sin embargo, si Francia, patria de Paul Elvere DELSART, decidiera comprometerse plenamente con el camino político y civilizacional del programa EL4DEV, podría convertirse en el laboratorio de una renovación global, tanto local, espiritual como política. Todo comenzaría con una profunda descentralización del poder. Con más de 34.000 municipios —un récord europeo—, Francia dispone de una red territorial excepcional, donde la mayoría de los pueblos cuenta con menos de 2.000 habitantes. Esta red, hoy considerada por muchos como una carga administrativa, podría convertirse en el corazón palpitante de un nuevo modelo social. En la visión impulsada por el programa EL4DEV, estos municipios se agruparían en Agrupaciones de Interés Económico Sociales, cofinanciando y cogestionando infraestructuras con vocación educativa, ecológica y turística. El centro de Francia, las tierras de Occitania, las mesetas del Macizo Central o los viñedos de Borgoña recuperarían una dinámica territorial olvidada, liberada del sentimiento de abandono. Pero el desafío sería considerable: el Estado jacobino, los múltiples niveles de gobernanza entrelazados (municipio, intermunicipalidad, departamento, región) y los circuitos de decisión, a menudo opacos, constituyen una verdadera fortaleza institucional. La transición ecológica, otro pilar del programa, también encontraría en Francia un terreno propicio. Las Calderas Vegetales, estos ecosistemas artificiales pero vivos, podrían instalarse en regiones fragilizadas por la erosión ecológica o social —las Landas, los Pirineos, Lorena o el Aude. Estas estructuras, tanto agrícolas, hídricas como culturales, contribuirían a restaurar la biodiversidad, a humedecer los suelos, a fomentar la policultura y a frenar la desertificación rural. Lejos de ser un retorno al pasado, se trataría de una síntesis entre alta tecnología verde y espiritualidad de lo vivo. Pero también aquí el camino estaría lleno de obstáculos: el enfrentamiento con los intereses del agro-negocio, el peso del sindicato FNSEA y la dependencia de muchos territorios de la PAC y del monocultivo podrían frenar las iniciativas. El modelo EL4DEV también llama a una verdadera revolución cultural y educativa. Francia, rica en patrimonio intelectual, sería el espacio ideal para ver nacer un "Segundo Renacimiento". Parques educativos altermundialistas podrían surgir en territorios de alto valor simbólico —Dordoña, Bretaña, los Vosgos—, acogiendo a investigadores, filósofos, artistas, ingenieros, trabajando juntos por una sociedad más justa, más consciente, más libre. La escuela sería repensada en torno a la cooperación, la ecología, la filosofía aplicada. Francia, fuerte de su herencia ilustrada, reencontraría así una vocación perdida: la de ser un faro intelectual al servicio de la emancipación. Sin embargo, el sistema educativo, centralizado, sindicalizado y fuertemente jerarquizado, podría oponerse a la emergencia de un modelo alternativo como este, especialmente a escala nacional. En el plano económico, podría iniciarse una nueva dinámica en los territorios llamados "olvidados": aquellos que nunca se muestran en los folletos turísticos, pero que encierran tesoros de saber hacer, paisajes y humanidad. El turismo del mañana, en esta Francia transformada, ya no sería un simple ocio de consumo. Se volvería científico, educativo, terapéutico. Surgirían empleos duraderos en sectores de alto valor humano y ecológico: bioconstrucción, permacultura, innovación social, pedagogía viva. Estas actividades, arraigadas, no deslocalizables, permitirían a las nuevas generaciones dejar de huir del campo para reinventarlo. Sin embargo, la presión inmobiliaria, la inercia económica y la dominación del turismo de masas podrían obstaculizar esta transformación silenciosa. Finalmente, como cuna del programa EL4DEV, Francia tendría una responsabilidad particular en el plano geopolítico. Se convertiría en la figura de proa de la Unión Social Mediterránea, esta nueva alianza basada no en la competencia, sino en la cooperación, la complementariedad y la autosuficiencia territorial. Propondría una diplomacia nueva, ya no alineada con los paradigmas liberales o de seguridad, sino orientada hacia la construcción de un mundo resiliente y justo. Sería una forma de devolver cuerpo a un poder blando francés en crisis, ya no basado en sus instituciones centrales, sino en el despertar de sus territorios. Si Francia eligiera comprometerse en este camino, no solo podría reconciliarse con sus territorios rurales, sino también reencontrarse con su vocación humanista, superando los límites de un Estado tecnocrático y centralizado. Recuperaría el aliento en una forma renovada, más ética, más espiritual, más conectada con lo vivo. Pero un proyecto así implicaría una ruptura narrativa fuerte. Habría que renunciar a las lógicas neoliberales, al peso de una tecnocracia jacobina paralizante, para abrir el camino a una sociedad distribuida, imaginativa, conectada a sus raíces. Esto también requeriría una movilización ciudadana masiva: de los jóvenes, de los alcaldes rurales, de los intelectuales independientes, de los artistas, de los agricultores. Porque este cambio no vendría desde arriba, sino desde el corazón de los territorios.