1 - Una visión post-institucional y una gobernanza colaborativa
Paul Elvere DELSART construye un nuevo orden social, calificado como alterglobalista post-institucional, en reacción a las insuficiencias de las estructuras actuales, que considera obsoletas, injustas e incapaces de responder a los desafíos mundiales. Su enfoque se basa en una voluntad firme de superar los modelos políticos, económicos y diplomáticos tradicionales para proponer una alternativa fundada en la participación ciudadana, la soberanía local, la ética, la ecología y la inteligencia colectiva. Concibe un sistema global llamado EL4DEV, cuya piedra angular es el Think and Do Tank LE PAPILLON SOURCE EL4DEV, órgano tanto intelectual como operativo. Este programa propone la creación de un nuevo orden mundial social articulado en torno a estructuras experimentales y simbólicas: las Calderas Vegetales y las ciudades y complejos agroclimáticos y educativos LE PAPILLON SOURCE. Estos lugares están diseñados como centros de investigación, educación, cooperación transnacional y experimentación en desarrollo sostenible. Se asemejan a "comendadoras templarías" modernas, símbolos de un orden filosófico, espiritual y cívico renovado. Paul Elvere DELSART defiende una visión post-institucional, ya que rechaza las instituciones internacionales actuales, consideradas ineficaces, elitistas y sometidas a lógicas de dominación económica. En su lugar, propone una red mundial de Uniones Político-Sociales descentralizadas, estructuradas a través de Agrupaciones de Interés Económico sociales que asocian ciudadanos, municipios rurales y actores alternativos del desarrollo. Estos grupos permiten una gobernanza colaborativa, inclusiva y horizontal, rompiendo con la verticalidad de los Estados-nación tradicionales. Su proyecto es alterglobalista porque no rechaza la idea de la globalización, sino que reinventa su naturaleza. Sustituye la actual globalización económica dominada por multinacionales por una globalización social, en la que los intercambios culturales, intelectuales y medioambientales priman sobre la lógica del beneficio. Busca conectar a los pueblos mediante objetivos comunes de progreso, soberanía, autonomía y respeto por la vida. La construcción de este nuevo orden se basa en un conjunto de herramientas coherentes: un sistema de información (el Big Smart Data EL4DEV), una diplomacia no convencional (la diplomacia social), infraestructuras piloto y una narrativa transmedia destinada a movilizar los imaginarios colectivos. Paul Elvere DELSART concibe así una ficción-realidad en la que la frontera entre la utopía literaria y la acción concreta es deliberadamente difusa, con el fin de implicar a los ciudadanos en una transformación activa del mundo real. En resumen, Paul Elvere DELSART construye este nuevo orden como una respuesta sistémica y transversal a las derivas del capitalismo globalizado, a los callejones sin salida de los Estados centralizados y a las crisis ecológicas y espirituales contemporáneas. No busca reformar lo existente, sino trascenderlo mediante una refundación radical de los modos de cooperación humana, basada en una nueva conciencia colectiva, una ingeniería social participativa y un arte de vivir compartido a escala planetaria.
2 - Un modelo completo y una visión desestabilizadora
Paul Elvere DELSART propone un modelo completo y una visión desestabilizadora porque pretende provocar una ruptura profunda con los sistemas actuales, que considera inadaptados a los desafíos contemporáneos de la humanidad. Su proyecto, a través del programa EL4DEV, no se limita a una simple reforma o mejora de las estructuras existentes, sino que aspira a redefinir por completo los fundamentos mismos de la organización de las sociedades humanas. Esta radicalidad es en sí misma desestabilizadora, ya que cuestiona los paradigmas establecidos en los ámbitos de la gobernanza, la economía, la educación, la diplomacia, la cultura e incluso la espiritualidad. Su visión sacude los referentes tradicionales. No se inscribe en una lógica de poder institucional ni de crecimiento económico bajo los criterios habituales, sino en una lógica de co-construcción, inteligencia colectiva, participación ciudadana y soberanía local. El modelo que propone es sistémico, multidisciplinario, transnacional y deliberadamente fuera de los marcos políticos clásicos. Se basa en la creación de un nuevo orden social alterglobalista, simbolizado por el Imperio Verde de Oriente y de Occidente, que actúa como una ficción movilizadora, pero cuyas implicaciones son muy reales y están planificadas con rigor. Este carácter desestabilizador también reside en la forma en que borra deliberadamente la frontera entre lo real y lo ficticio, entre política y arte, entre ingeniería social y espiritualidad. Al movilizar relatos utópicos, estructuras alternativas como las Calderas Vegetales, y una diplomacia no convencional centrada en los pueblos más que en los Estados, impone otra lectura del mundo. Obliga a sus contemporáneos no solo a reconsiderar las soluciones, sino las preguntas mismas, y a reapropiarse de su papel como coautores del futuro. Su visión también impacta por su amplitud: no busca integrarse en el sistema, sino construir uno nuevo a escala planetaria, comenzando por zonas estratégicas como el espacio mediterráneo. Se apoya en infraestructuras experimentales, en la revalorización de los pequeños municipios, en una economía circular y educativa, y en una redistribución equitativa de las riquezas generadas localmente. Esto implica una reestructuración de las relaciones de poder globales, una impugnación del capitalismo financiero y un reequilibrio a favor de los territorios olvidados y de los individuos anónimos. En definitiva, Paul Elvere DELSART propone una visión desestabilizadora porque exige una mutación profunda de las mentalidades y los comportamientos, una revolución suave pero total en la forma de concebir al ser humano, la naturaleza y el progreso. No busca oponerse frontalmente al orden establecido, sino volverlo obsoleto al superarlo con una alternativa seductora, estructurada e irreversible.
3 - La ingeniería de sistemas complejos y el concepto de guerra centrada en redes
Paul Elvere DELSART utiliza la ingeniería de sistemas complejos y el concepto de guerra centrada en redes porque busca diseñar un sistema de transformación social capaz de adaptarse a la diversidad del mundo real, de funcionar de manera autónoma, y de generar dinámicas de cambio virales e interconectadas. Su ambición no es crear un modelo rígido impuesto desde arriba, sino un ecosistema vivo, distribuido, basado en la cooperación descentralizada y en la inteligencia colectiva. Para ello, recurre a la cibernética y a la teoría de sistemas complejos, que ofrecen una comprensión profunda de las múltiples interacciones, retroalimentaciones y autorregulaciones espontáneas entre los elementos de un sistema. Estas aproximaciones le permiten imaginar un mundo donde los actores sociales, económicos y culturales, aunque dispersos, actúan en armonía hacia objetivos comunes. El concepto de guerra centrada en redes, tomado del vocabulario militar pero reinvertido en una perspectiva pacífica y social, se convierte para él en una estrategia metodológica. Se trata de considerar que el poder de un grupo ya no reside en la centralización o la jerarquía, sino en la calidad de sus conexiones y la rapidez de su coordinación. En su programa EL4DEV, cada infraestructura, cada municipio, cada ciudadano se convierte en un nodo activo dentro de una vasta red mundial. Esta red no es pasiva: aprende, se adapta, evoluciona. Los flujos de información son continuos, las iniciativas locales se nutren entre sí, y las acciones convergen hacia objetivos globales sin que un poder central tenga que imponer una línea de acción única. Esta elección por la ingeniería de sistemas complejos permite también a Paul Elvere DELSART superar las lógicas lineales y compartimentadas que caracterizan a los modelos tradicionales de desarrollo. Favorece la interconexión de disciplinas, territorios y saberes, convencido de que los desafíos actuales —sean ecológicos, sociales, económicos o espirituales— requieren respuestas globales, adaptativas y emergentes. La red se convierte así en el vehículo de un nuevo orden social autorregulado, donde las decisiones se toman en función de la experiencia acumulada, los datos del terreno y las sinergias espontáneas. Con este enfoque, crea un sistema evolutivo, modular, capaz de crecer orgánicamente sin romperse ante la presión de la complejidad. La red, en su visión, es a la vez infraestructura tecnológica, estructura social y símbolo filosófico de una humanidad reconciliada consigo misma y con la naturaleza. Al apostar por el centrismo en redes y los sistemas complejos, Paul Elvere DELSART sienta así las bases de un mundo donde la fuerza no proviene de la uniformidad, sino de la diversidad conectada, de una pluralidad consciente de sí misma y orientada hacia un objetivo común: la regeneración colectiva de la civilización.